Este artículo se publicó en catalán en el DIARI DE L'EDUCACIÓ el 25 de abril de 2016, con el título (enlazado con el texto original): "Aprenentatges després de 18 anys fent servir les TIC a l'aula".
A continuación se ofrece traducido al español, con el permiso de los editores de EL DIARI DE L'EDUCACIÓ.
ARTÍCULO
Traducción del original:
Parece que fue ayer y ya han pasado más
de 18 años utilizando las TIC en las clases y en la gestión del centro
educativo donde trabajo. Aprovechando el privilegio de la mayoría de edad tecnológica, querría compartir algunas reflexiones
a título personal a partir de algunos resultados donde, para mí, aprender ha
sido tanto o más importante que enseñar. Pueden servir para aportar argumentos
positivos a los docentes más reacios a usar las tecnologías, para impulsar
cambios metodológicos que van más allá del tipo de máquina y de herramientas
que se usen en el aula y para potenciar capacidades y habilidades en nuevos
entornos de trabajo y de aprendizaje, donde la creatividad y la innovación no
provengan tanto del marco teórico del experto de moda como del trabajo diario
de cada docente con su alumnado a pie de aula.
Hay exalumnos del instituto Torre del Palau
de Terrassa que nos explican con cierto orgullo cómo hace algunos años les
enseñaron a hacer blogs al profesorado
universitario de Comunicación, a utilizar herramientas de búsqueda de Google y
otras para fomentar el trabajo colaborativo. Dominaban los recursos gracias al trabajo aprendido en
nuestras clases, algunas dedicadas a la lengua aplicada al periodismo
digital cuando aún era incipiente entre los mismos medios de comunicación.
Otros se han sabido posicionar en el marketing digital y en la creación de
Apps, algunas de las cuales, premiadas en algún concurso y dadas a conocer en
congresos de salud, se sospecha que fueron copiadas por empresas
multinacionales las comercializaron. Muchos nos siguen en Facebook y presumen
del camino que les abrimos hace años en un mundo digital en el que ahora se
mueven muy bien. Fueron educados en la competencia digital.
También hemos tenido profesorado que ya
sabía mucho; otros que no: se iniciaron con las TIC en el instituto, se
atrevieron y continúan aprendiendo. El trabajo de los docentes ha sido
fundamental: aprender y enseñar son procesos simultáneos y compartidos con el
uso de las tecnologías. A veces pienso en todo lo que yo he aprendido gracias a
este proyecto: todo un privilegio. En cierta medida, me ha ayudado a cambiar
como docente y como persona. Trae consigo más trabajo pero es más gratificante,
atractivo y conecta con la evolución del mundo. Compensa cuando ves alumnos
entusiasmados, necesitados de docentes mediadores que los orienten, capaces de
conseguir resultados sorprendentes y compartidos en la red.
Muchas familias se iniciaron en el mundo
digital cuando sus hijos e hijas vinieron al instituto a comenzar la Enseñanza
Secundaria Obligatoria (ESO). Se relacionaron con la compra en línea, vía web,
porque desde hace tiempo es la única forma de adquirir los libros y materiales
digitales. Un buen número de familias también tuvieron su primer correo
electrónico con nosotros, ya que desde hace unos cuantos años solo nos
comunicamos por esta vía. Y ahora siguen la actualidad del centro y de sus
hijos e hijas consultando nuestra página en Facebook, en Twitter, Youtube y con
la App gratuita que descargan en su móvil. Después de 18 años, creo que el uso
de las TIC en las aulas incrementa la formación
digital de las familias.
Aprendemos de alumnos que nos enseñan
recursos, descubren herramientas, crean blogs, webs, robots, programan, se
ayudan, construyen drones,
Apps, trabajos artísticos, herbarios digitales, experimentan, utilizan nuestras
impresoras 3D, aprenden idiomas y otros conocimientos a través de Internet
(autoaprendizaje), descubren que las redes sociales también sirven para aprender y para estar informados, y todo
porque se les intenta fomentar el sentido de la curiosidad, la innovación y la
creatividad cada vez desde más
asignaturas. Pueden ejercer su responsabilidad diaria con una wifi abierta,
utilizando sus ordenadores y teléfonos móviles. Te sorprenden, aprenden y te
enseñan y también, por que no decirlo, algunas veces se ha dado algún
comportamiento digital que ha sido un revulsivo para reflexionar y establecer
líneas de mejora. No todo es maravilloso ni perfecto, las tecnologías por sí
mismas también tienen sus peligros pero la función de los centros es prevenir
desde la educación. Aprendemos entre los profesores y las profesoras que
trabajamos a diferente ritmo, con momentos para formarnos entre iguales cuando
surge la necesidad, y somos capaces de no perder los nervios y de buscar planes
alternativos cuando la conectividad de los 1.200 aparatos diarios y a la vez
ralentiza la red.
Podría escribir aquí un extenso marco
teórico y una memoria de cierta profundidad para valorar estos años desde un
punto de vista pedagógico, sociológico y comunicativo, como profesor que
siempre ha trabajado con las TIC y como gestor del proyecto. Enumeraría también
el listado de dificultades superadas y de otras en vías de solución. Pero no me
extendería demasiado en aquella pregunta perversa que más de uno de los llamados
Expertos nos ha hecho en las visitas al centro o en congresos y jornadas a las
que hemos sido invitados: “Pero…¿vuestro alumnado aprueba más con el uso del
ordenador en clase?” Nunca la hemos respondido porque el interrogante es
bastante explícito: lo dice todo.
En otras ocasiones he realizado
valoraciones públicas que aún son vigentes, fruto de la reflexión desde la
practica del aula, en las que defiendo que las
TIC ayudan a humanizar la educación actual. También he puesto sobre la mesa
del alumnado el reto de pensar si seremos o no más
humanos desde futuros tecnológicos. Vivimos en una sociedad donde el reto
digital forma parte de nuestra existencia diaria. El mundo educativo está
buscando nuevas fórmulas para acercarse al alumnado de hoy y hacer que el
proceso de aprendizaje sea más competencias, atractivo y conectado con las
demandas de la sociedad a la que prestarán sus servicios. Los centros se han de
transformar
en la era digital si no quieren quedar desconectados,
no solo de la tecnología sino también de las formas de trabajo y de aprendizaje
continuo que se piden en el mundo laboral.
Aprender y enseñar son procesos que
viajan juntos y nos afectan a todos. Los docentes tenemos la suerte de
disfrutar de los dos y poder extraer conclusiones tan significativas como las
del maestro César Bona, finalista en el Global Teacher Prize, cuando
se refiere a aquello que ha
aprendido enseñando.
Después de 18 añis usando las TIC en el
aula, el futuro se rpesenta apasionante y lleno de cambios a los que nos hemos
de adaptar. Como decía el fundador de Amazon, Jeff Bezos: “Nos
preguntan qué cambiará en 10 años, pero nunca qué no cambiará”. Que no sea la
educación.
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