Ofrezco la tradución al castellano de dicho artículo.
Traducción del original en catalán:
El teléfono móvil como centro de recursos
educativos
La visita anual del Mobile
World Congress a Barcelona, algunos programas televisivos recientes y,
sobre todo, la realidad tecnológica diaria, todo el conjunto nos ayuda a
reflexionar sobre el aparato que más utilizamos a lo largo del día. Quizá no
nos damos cuenta del poder de este pequeño ordenador en cuanto a medidas pero
grande en posibilidades. Una parte de la vida parece que gira en torno al móvil.
En la escuela
Si lo situamos en un entorno escolar, la indiferencia no existe:
alumnado a menudo enganchado y, en cuanto al profesorado, hay defensores,
escépticos y detractores. Son posturas como resultado de variables personales y
profesionales concretes. En artículos anteriores ya hemos hablado de la dependencia
a la independencia hacia el aparato. Estamos convencidos de que también
sirve para educar
i aprender, dentro y fuera de clase. Profesorado y alumnado lo tienen en su
bolsillo. Es un lujo no usarlo en el aula, tenerlo escondida, con miedo a que
suene cuando no toca (no debería hacerlo), a identificarlo solo con el
Whatsapp, las redes sociales, fotos o cualquier actuación pública convertida en
noticia policial o estigmatizada como peligrosa. El aparato no es el culpable.
Dependiendo de la edad, de las normas del centro, de su proyecto
educativo, de las barreras físicas y mentales que se hayan superado y del descubrimiento
de sus posibilidades, el móvil es un gran centro de recursos educativos, al
alcance de todos. Quizá aún no es imprescindible utilizarlo en determinadas
franjas de edad, quizá se puede suplantar por ordenadores o tablets, hasta
puede someterse a restricciones diversas o normas que condicionen el uso o
abuso, pero la realidad es la que conocemos y aún no nos imaginamos cómo
evolucionará en el futuro. Educar con el móvil es hacerlo también sobre el uso
del móvil. Encender
el móvil al entrar en el aula es un acto lleno de connotaciones.
Recursos
Entre los planteamientos que el móvil incita a hacerse a la hora
de usarlo en clase, cada uno destaca el más próximo a su experiencia personal,
dependiendo de factores como el conocimiento previo, la costumbre, la
distracción, interrumpir, aprender de otra manera, la inmediatez o las
limitaciones producidas por un entorno educativo no descubierto. Dejando de
lado las molestias o alertas provocadas por los avisos sonoros y visuales, una
vez fijadas las regles del juego, podríamos acercarnos al móvil “con educación”
y con la idea de explorar las grandes posibilidades educativas que tiene, una
verdadera asignatura pendiente para grandes y pequeños. Estamos ante una máquina
nueva, diferente a tecnologías anteriores: interactiva, de reducido tamaño,
personal, con efectos inmediatos en las personas y casi todo compartido en red.
Veamos algunas de estas posibilidades desde la experiencia
personal a pie de aula:
- - La selección de Apps para
aprender. En Cataluña existe el proyecto
mSchools y su
selección de contenido móvil educativo de calidad Toolbox, un excelente trabajo
alimentado por profesorado que escoge Apps y experiencies para el aula y las
recomienda gratuitamente. Una propuesta avalada por la pràctica del instituto
Torre del Palau de Terrassa: escoger grupos de Apps en cada assignatura o
Trabajo por proyectos, el alumnado las baja a su móvil y se utilizan en el aula
y fuera de forma habitual. Después se comparten con las familias. El uso crea
el hábito y estimula el interés, más allá de la mensajería instantánea y las
fotos. Permitir el móvil en el aula posibilita que cada alumno pueda buscar más
recursos y compartirlos. También el profesorado, proponiendo ejemplos gratuitos
y bien seleccionados. Grandes detalles, regalos que abren los ojos. Algunos Symbaloo
docentes son excelentes selecciones que no tienen precio.
- -Análisis de Apps que más se
usan para descubrir el trasfondo del uso o abuso y para diseñar posibilidades
de aprendizaje. ¿Sueñas
con una foto en Instagram? Adolescencia y juventud contada y expuesta en
público por voluntad propia. Puede servir para analizar aspectos de
personalidad, deseos, viajes, relaciones. Todo un juego para aprender actitudes y darse cuenta
del comportamiento correcto en las redes sociales.
- -Los recursos que ya trae el
móvil: a menudo o se desconocen o casi no se utilizan. O no se permite su uso
en exámenes de todo tipo. ¿Hemos pensado en cómo cambiarían estas pruebas si se
permitieran los móviles siempre y en todos los lugares? Preguntas diferentes,
otras habilidades, actitudes y aptitudes que influirían en el tipo de enseñanza
que se debería impartir y en su metodología.
- -Creemos los recursos,
inventemos apps, “Movilizemos la informática” tal como dice el programa
impulsado por la MWCB que ya lleva tiempo en marcha. La creatividad del
alumnado, la pasión por buscar soluciones a necesidades o hábitos de consumo,
propspecciones de futuro, ideas potencialmente interesantes, la suma de
esfuerzos de un trabajo colectivo hacia un objetivo concreto.
- -La valoración del tiempo de
trabajo, de respuesta, de silencio o de no utilizar el móvil: la reflexión
desde la práctica es más útil que la prohibición. La Nomofobia, adicciones y otros excesos exigen hablar, y major si es cara a cara. Estar hiperconectados
al dialogo personal es tan fàcil o difícil hoy como antes.
- -La curiosidad por informarse
y por aprender se educa desde el uso, conducido por el profesorado.
- -Buscar soluciones a necesidades a partir de retos personales o
grupales. Ejemplos: un profesor experto en informática se atreve a crear una
app porque descubre una necesidad y sabe cómo satisfacerla. Acerca el papel al
mundo digital, implica al alumnado de bachillerato, investigan en contenidos de
química en Internet que transforman en preguntas y retos: “Yo soy curioso,
investigo y provoco al resto de alumnos para que se dejen llevar y busquen
soluciones a cuestiones que nos lanzamos vía móvil”, en palabras de un alumno
de 16 años, motivado por el reto que diariamente le plantea un profesor del instituto Torre del Palau de
Terrassa (Barcelona).
El móvil como una prisión invisible, como herramienta para perder
la timidez, para atreverse, para ganar autoestima, para encontrar los límites,
para salir de la soledad, para aprender educación, para ponerlo en silencio,
para descubrir la palabra “adicción”, para saber respetar, para valorar la
presencia física y virtual, para seguir descubriendo realidades humanas compartidas.
Mucho más que un aparato, muchos recursos a tu alcance.
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