viernes, 15 de julio de 2022

Atenciones educativas al alumnado de Ucrania, como ejemplo de otras actuaciones en migraciones mundiales

 - (Quizá también se publique en algún medio digital)-


Atenciones educativas al alumnado de Ucrania 

 

Desde hace años los centros educativos están habituados a acoger y educar a alumnado de múltiples procedencias. La historia mundial está llena de movimientos humanos con desplazamientos periódicos de población, provocados por huidas debidas a  casuísticas concretas: pobreza, violencia, guerras, hambre, condiciones climáticas extremas, ocupaciones de territorios, dictaduras y otras motivaciones alentadas por humanos contra humanos. La apertura a la interculturalidad enriquece la diversidad,  permite trabajar la aceptación, comprender al otro, contextualizar su situación, aprender mutuamente y ayudar a consolidar  esa sociedad tan diversa y rica como se nos presenta, aunque haya quien piense lo contrario y solo se relacione y admita a los de su clase social y económica. 

A menudo, para ayudar a empatizar con el nuevo alumnado y sus circunstancias, suele haber un alumno o alumna que se levanta en una clase y reflexiona en voz alta: ¿nosotros qué haríamos si nos ocurriera   lo mismo que a nuestros nuevos compañeros?

 

Pistas

Se dice que en tiempos como los actuales, con una continua  sobrecarga de información, vivimos en una era de creciente desinformación, de cierto desinterés por las fuentes fiables y contrastadas,  por la actualidad desde un punto de vista crítico. Entre amplias capas de población abunda cierta simplicidad en los análisis por falta de cultura informativa, desinterés y mucho conformismo, instalados en lo banal y anodino,  muy fácil de entender, de compartir y hasta de viralizar en las redes sociales. 

Los  movimientos de población obligan a saber para comprenderlos. La escuela ha de dar a conocer y explicar las causas del  mundo convulso y cambiante en el que vivimos, sin adornos ni máscaras que oculten las diferentes realidades. 

Planteemos preguntas en las clases, aportemos imágenes y sus contextos, empaticemos con quienes siempre son las víctimas: la población civil y, muy a menudo, pobre. Veamos ejemplos cercanos, reales, repetidos. A un centro educativo cualquiera, un día llega  un alumno adolescente de Ucrania a clase. No se entiende su idioma pero sí se observa su rostro, su extrañeza, su expresividad temerosa ante extraños o  ante ruidos tipo timbres (como si fueran alarmas ciudadanas por posibles ataques aéreos), se escucha su historia contada por la familia que la acoge, se observan los rastros del drama humano. Más personas vendrán en días posteriores. Y se contemplarán momentos de gran impacto emocional,  repetidos en otros centros: el abrazo entre iguales en los encuentros, como refugio sentimental cuando la procedencia y las circunstancias unen. 

Mientras, otros docentes comparten las duras realidades de más personas que se asemejan, sufren y han de vivir en lugares donde nunca hubieran imaginado. Casi de la noche a la mañana,  inmersos en una situación terrible. Quieren venir solo de paso, con otras costumbres en muchos órdenes de la vida, siempre en alerta, rodeados de desconocidos, con televisiones e Internet que funcionan como recordatorio de los horrores de la guerra en su país. 

Hace tiempo, un alumno estuvo de turismo en Ucrania y en Rusia. Le horroriza comparar el antes y el después de ambos países. Comparte lo que vio y sus vivencias en dos territorios ahora enemigos pero, según él, hermanos. No se lo acaba de creer. Mientras, mira a las nuevas personas. Se las imagina en condiciones normales en aquel país que visitó. ¿Cómo reaccionaría yo si esto se repitiera aquí?,piensa en voz alta. La clase se anima y se interesa por otras situaciones internacionales que se le asemejan.

 

 

Contextos

La búsqueda de información dirigida en Internet les ofrece un tremendo paseo visual,  desde las fotos y vídeos de periodistas enviados especiales a la zona, a reportajes en TV o Internet, crónicas de ONGs que trabajan en medio del conflicto o en sus alrededores, cuentas de Instagram y hasta algunos vídeos de Tik Tok que se hacen eco de la barbarie. Sus aportaciones extraídas de las fuentes citadas se centran en el por qué de todo, la evolución de los acontecimientos provocados entre Ucrania y Rusia durante los últimos veinte años, las masacres de la población civil, las disputas territoriales e identitarias, las ayudas armamentísticas externas, los desplazamientos humanos, la destrucción, la solidaridad internacional, la geoestrategiacomo palabra nueva para ellos. Y otro nuevo concepto que les interesa: el derecho internacional. La ayuda docente les muestra cómo se aplica en otros conflictos donde siempre hay potencias implicadas, deducen incoherencias en ese llamado derecho que se dice internacional y que debía ser igual en todas las situaciones, y no según quién esté implicado y sus intereses en otras zonas del mundo. ¿El derecho internacional se cumple por igual para todos?, preguntan al final, después de varios ejemplos controvertidos. 

Mientras, tienen una referencia real: las víctimas, esas  personas que se acogen en muchos países como el nuestro, esas personas que ahora están a su lado. Alguien va más allá y repite: los conflictos y las guerras siempre los paga la población civil en general y los pobres en particular. 

Las cifras les inquietan: casi 7 millones de personas han abandonado Ucrania, 15 millones han sido obligadas a dejar el hogar, los mapas de acogida en los países limítrofes ayudan a entender la realidad. Más de 7.100 niños escolarizados en España a finales de marzo. Les ayudó saber qué opinaban periodistas sobre el terreno, su visión más próxima a la realidad, la guerra como una sucesión de dramas individuales, con nombres y apellidos. Escenas difíciles de tragar, dicen quienes fotografiaban y comentaban la guerra desde dentro. Como para proyectar y reflexionar en muchas clases. Los datos básicos  aportados en la webde la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados  (ACNUR) son escalofriantes. 

Particulares, organizaciones de todo tipo, ayuntamientos, centros educativos, etc. Todos volcados. Una alumna pregunta: ¿y cuál es el futuro de estas personas? Si vuelven a su país,  ¿cómo se reconstruirá todo?Siempre hay alguien que va más allá: ¿y los efectos en las personas, en sus emociones, sus pérdidas de todo tipo, las ausencias, la destrucción,  los paisajes geográficos y humanos, el dibujo del futuro?

Se les comparte una propuesta: quizá debamos aprender a pensar de forma no convencional para afrontar posibles sociedades distópicas(otra palabra que exige explicación) con conflictos nuevos aquí pero habituales en muchos lugares (donde viven personas que siempre han vivido en este ambiente), con pandemias tipo COVID 19, la malaria e injusticias diversas. 

Después de debates y reflexiones se repite: ¿por qué? ¿qué podemos hacer para evitarlo?Mientras, acojamos a personas ucranianas, lo mismo que a otras venidas antes, procedentes de África, Oriente Medio, América Latina. Muchas han huido, han buscado mejor vida. ¿Y tú qué harías en su lugar?: una propuesta recurrente y acertada.

 

 

Retos

Los centros educativos suelen disponer de protocolos de acogida para el alumnado que llega. Los trámites legales y las normativas del Gobierno y de las Comunidades Autónomas dan lugar a una serie de pasos y actuaciones: entrevista para el conocimiento previo, acceso a la información sobre el centro, matriculación, reuniones de acogida, equipo de trabajo, organización de la incorporación a la clase, análisis de la situación, concreción de las necesidades, planes de acogidas por el grupo-clase, estrategias para usos de lenguas de comunicación, seguimiento de los procesos, detección de posibles disfunciones, evaluación y retroalimentación.

Hay ejemplos de protocoloscomo los de la Generalitat ValencianaGeneralitat de Cataluña, ayudas de expertos, profesores ucranianos, ONGs. Todos sistematizan las actuaciones y su seguimiento. En todo caso, entre el alumnado que acoge a sus nuevos compañeros prevalece el mejor protocolo, el más práctico y efectivo: el humanitario, el acompañamiento en distancias cortas (por ejemplo en las aulas de acogida, en las clases habituales, en el patio),  la proximidad, el compartir, el uso de aplicaciones móviles para entenderse, tipo Google Translate o  Sayhi. O esa gran medicinaque es el intentar y conseguir que sonrían. ¡Qué alegría!

 

El pasado 17 de mayo, el doctor Elías Said, director del Máster Universitario en Educación Inclusiva e Intercultural de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), organizó una Openclass con diversos expertos y profesorado que trabaja con alumnado de Ucrania (agradecemos la invitación). El título, La relevancia de la educación inclusiva e intercultural ante el conflicto ucraniano. En los 47 minutos de duración (se puede recuperar aquí)  se plantearon aspectos que bien pudieran servir para casuísticas parecidas y repetidas en otros países con desplazados o refugiados, en medio de crisis humanitarias de difícil solución. De forma breve enumeremos nuestras respuestas aportadas a cuestiones clave que se plantearon en la Openclass:

 

1.    ¿Qué retos y dificultades se presentan en los centros y a los docentes desde el punto de vista de la educación inclusiva e intercultural):

1.1.  Consciencia de la realidad de la guerra, causas, efectos y consecuencias por parte de la comunidad educativa. Verbalización y contextualización de una realidad muy repetida.

1.2.  Empatía y comprensión ante la situación vivida para acercarse emocionalmente al alumno y familia,  establecer estrategias de actuación con él y orientaciones para el resto de la clase. 

1.3.  El reto vivencial del día a día en un entorno desconocido pero con posibilidad de seguir conectados virtualmente con su país y entorno.

1.4.  El reto comunicativo y de adaptación a la realidad de una lengua desconocida como es la ucraniana. El reto del aprendizaje intensivo de la lengua.

1.5.  Respuestas a un reto educativo que se desconoce su duración.

1.6.  Integración en el aula de acogida y en la ordinaria.

1.7.  La mirada puesta también en la población rusa, la historia de este país, en cómo se les transmite o se les oculta esta guerra, qué opinan, cómo la sufren con los embargos económicos, pérdidas de vidas, censura.

 

2.    ¿Cómo pueden sentirse los profesores ante esta realidad? ¿Qué herramientas, recursos o apoyos necesitan?:

2.1.  Sorpresa y desconcierto iniciales por desconocimiento y, de inmediato,  el reto de implicarse y querer ayudar.

2.2.  Acercamiento a la radiografía específica del alumnado, sus circunstancias, fortalezas y necesidades dentro y fuera del aula.

2.3.  Planificación de las secuencias de  intervención: sensibilización, información, estrategias de acogida, organización del aula, incidencia en las habilidades y puntos fuertes descubiertos en este alumnado. Refuerzos positivos para generar confianza y seguridad.

2.4.  El reto de la búsqueda de asesoramiento,  recursos externos e internos para afrontar las intervenciones educativas, sean adaptados, por imitación, buscados o compartidos. Las administraciones han generado bancos de recursos, de gran ayuda.

2.5.  Implicación conjunta y coordinada para aunar esfuerzos bajo directrices comunes.

2.6.  La barrera de la lengua para establecer puentes de comunicación con este alumnado.

2.7.  Aplicaciones móviles compartidas con el alumnado: traductores ya mencionados, materiales gráficos de apoyo, protocolos bilingües y ayudas básicas. Los teléfonos móviles juegan un gran papel, tanto por fomentar la continuidad con los lazos familiares y de amistades de su país como por los recursos que nos ofrecen. 

2.8.También, aprovechar ideas externas con la educación digital para este alumnado, en este caso la escuela onlinea cargo de profesorado ya acostumbrado debido a la adaptación a la pandemia. Una ventaja es que así se  asegura que escuchen su idioma, el ucraniano. O los materiales elaborados por UNICEF, útil también cuando en clase coinciden alumnos rusos y ucranianos.  Otra fuente inagotable son los recursos que profesorado, expertos y periodistas cuelgan en Twitter. Mención especial a las impactantes fotografías de reporteros como Emilio Morenatti, auténticas lecciones de fotoperiodismo con sensibilidad.

 

3.    ¿Cómo lograr que la integración de estos estudiantes sea lo más rápida posible?:

3.1.  Confianza en su espíritu de adaptación como estrategia para afrontar la realidad y en sus ganas de aprender.

3.2.  Complicidad de toda la comunidad educativa para que todo les resulte lo más favorable y grato posible, transformando cualquier problema en una oportunidad, todo arropado por un contacto humano próximo. 

3.3.  Disposición por parte del centro de todos los recursos que necesiten, de forma gratuita.

3.4.  Referencias de alumnado concreto como acompañantes cercanos y guías en su proceso de socialización.

3.5.  Uso de los recursos de que disponga el centro, aulas de acogida, equipo de psicopedagogía, enseñanza individualizada, refuerzos, etc.

3.6.  La tecnología móvil como una gran aliada: para contactar, mostrar, informarse, conocer y dar a conocer.

3.7.  Establecer puntos de encuentro y de apoyo de todo tipo entre estudiantes ucranianos matriculados en diferentes centros de la ciudad, sus familias y profesorado si lo creen así. Podríamos extender esta intervención e incluir también a aquellos estudiantes rusos que hubiera en las aulas, para ampliar la mirada y educar desde la comprensión mutua. 

 

La actualidad ofrece ejemplos de dramatismos incesantes: a lo largo de este este año, casi 9 millonesde migrantes venezolanos en Latinoamérica, los conflictos globales provocan 100 millonesde desplazamientos forzosos, a los que se añaden más refugiados por los efectos del aumento de precios en los costos de la energía y de las materias primas (por ejemplo en zonas de África), además de los refugiados sirios y el incesante tráfico humano en pateras a través del Océano Atlántico y del Mar Mediterráneo. El alumnado procedente de estos países tiene mucho que contar y que enseñarnos. Las cifras se humanizan cuando tienen nombres y apellidos. Ellos y ellas pueden ser nuestros maestros para ayudarnos a entender y, después, actuar. Aprendamos. Ayudemos. Actuemos. 

 

 

Evaristo González Prieto